jueves, 19 de diciembre de 2013

Como empezó mi huerto urbano

Inicié el cultivo de hortalizas como resultado de una broma que me gastaron mis adorables hermanas. 
Un día me regalaron un sobre de semillas de pensamientos para plantar en una jardinera. Estuve muy contenta y me dispuse de inmediato a plantar aquellas futuras flores. Ellas, que no comparten mi afición por la jardinería, siguieron la operación con sumo interés, lo cual me resultó extraño pero no le di mayor importancia. Los días que siguieron estaban muy entusiasmadas con el crecimiento de las plantitas. El día que despuntaron las primeras hojitas les provocó una risa que yo no entendía. 


Fueron pasando los días y las plantitas iban creciendo. Ahora, ante la contemplación de aquellas hojas verdes, las carcajadas ya eran decididamente exageradas y empecé a sospechar que algo no iba bien.
Mis adorables hermanas habían cambiado el las semillas originales de pensamientos por unas semillas de rábanos.
Nos deimos mucho con aquella historia, pero lo cierto es que los nabos fueron creciendo estupendamente y ahí nació mi huerto urbano. Seguí cultivando otras hortalizas, unas con mayor éxito que otras. Al principio en macetas, más tarde en jardineras, hasta que no hace mucho compré una mesa de cultivo.


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